viernes, 20 de mayo de 2016

NUEVA NOVELA

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SIGAN Y COMENTEN :))

10 y 11 - capitulos finales

CAPÍTULO 10
_______ hizo lo que pudo para que sus sentimientos no se reflejaran en su
rostro, pero de ningún modo logró controlar los latidos de su corazón, que se habían
disparado al vedo.
-Hola, Tom -dijo. De repente se notaba la garganta muy seca-. Qué sorpresa.
¿Has venido con Miriam? -inquirió mirando detrás de él.
Tom se sentó frente a ella.
-Miriam va a casarse.
-Ya lo sé -repuso _______ intentando no mostrar su fastidio. ¿Qué pretendía,
restregárselo por la cara?
¿Lo sabía?, se preguntó Tom sorprendido. Bueno, tal vez Mary se lo había
dicho. Él jugueteó nervioso con el tenedor que tenía delante.
-Quería haber venido a verte antes, pero creí que necesitarías un poco de
tiempo a solas, para poder pensar. ¿Qué dijo el médico de tu mano? -le preguntó
observando la mano ya sin escayola.
_______ tragó saliva y se irguió en el asiento. De ningún modo podía dejarle
entrever lo infeliz que se sentía, no quería que volviera a sentir lástima por ella.
-Me han dicho que está perfecta -mintió-. Con un poco de rehabilitación podré
volver a tocar igual de bien que antes. Me la harán en Houston. Mi padre se ha
marchado ya para buscar un apartamento que podamos alquilar, y luego volveré a
Nueva York, para retomar mi carrera.
Una sombra cruzó por las facciones de Tom ante la noticia. No era que no se
alegrara por ella, pero aquello sin duda complicaba las cosas, porque de alguna manera
seguía pensando que ella solo se quedaría con él si no podía volver a tocar el piano. ¿Por
qué iba a quererlo a él, cuando tenía delante de sí su brillante carrera?
-Es... es estupendo -balbució-. Bien, entonces has conseguido lo que querías
-añadió sin saber qué más decir.
-Igual que tú -apuntó ella con una sonrisa forzada -. Espero que Miriam y tú seáis
muy felices, Tom.
Él se quedó mirándola boquiabierto, y estaba a punto de corregirla, cuando
apareció la camarera.
-¿El señor también va a desayunar?
Tom respondió que sí antes de dar tiempo a ______ contestar por él, y
ambos le dijeron lo que querían tomar sin apenas fijarse en lo que estaban pidiendo. En
ese momento, la comida era lo último en lo que podía pensar ninguno de ellos.
-______, yo no voy a casarme -dijo Tom cuando se hubo marchado la camarera
con las cartas. Ella lo miró de hito en hito.
-Pero si acabas de decirme que...
-Que se casa Miriam, no yo. Va a casarse con un tipo al que conoció en el Caribe
-explicó-. Es el padre de su hijo.
-Oh -musitó _______ como si le hubieran echado un vaso de agua fría a la cara-.
Lo... lo siento, Tom -murmuró tomando una de sus manos.
Y, en ese instante, fue como si pasase una corriente eléctrica entre los dos. Él
alzó los ojos hacia ella, y entrelazó sus dedos con los de la joven. La había echado
tanto de menos... Su vida y la casa habían parecido tan vacías sin ella... Tom bajó la
vista antes de seguir hablando para que ella no pudiera leer el deseo en sus ojos.
-_______, yo... Siento lo rudo que fui contigo. Tendría que haber sabido que tú no
me mentirías jamás, pero estaba muy enfadado, y me tragué todo lo que Miriam me
contó.
-Sí, yo creía que me conocías algo mejor -murmuró ella torciendo el gesto.
Tom sintió como si le hubiera atravesado el corazón con un alfiler. Era cierto,
debía haber confiado en ella.
-Escucha, cariño, ¿por qué no vuelves a casa con nosotros hasta que tu padre
encuentre ese apartamento? -le dijo con suavidad-, sé que todo esto ha sido muy duro
para ti, pero Miriam se irá pronto.
«Llevándose tu corazón», pensó _______. ¿Por qué?, ¿por qué no podía amarla a
ella? No, debía mirar hacia delante.
-Estoy muy bien aquí -le dijo obstinadamente.
-Pues yo no me siento bien sabiendo que estás en un motel cuando no hay
necesidad -repuso él-. ______, lo siento... de verdad... Ha sido todo culpa mía. Las cosas
iban bien entre nosotros, pero yo tuve que sacar conclusiones erróneas sin tener
siquiera pruebas.
-Tom, por favor, déjalo ya, no quiero sustituir a Miriam. Imagino que esto debe
ser muy doloroso para ti, volverla a perder...
Sin embargo, él no parecía estar escuchándola. Se había llevado la mano de
_______ a los labios, y la estaba besando con tanta sensualidad, que la joven sintió que
el vello de los brazos y de la nuca se le erizaba. Mientras, los ojos cafeces de Tom
observaban encantados como sus mejillas se teñían de un ligero rubor.
-Vuelve a casa conmigo -le susurró-. Podrías volver a ponerte ese salto de cama,
y haríamos el amor...
-¡Cállate! ¿Qué va a pensar la gente? -lo reprendió ella azorada mirando en
derredor.
-Te has sonrojado.
-Por supuesto que me he sonrojado. Porque quiero olvidar aquello -masculló
irritada. Trató de retirar la mano, pero Tom no se lo permitió.
-Si vinieras a casa estos días, Miriam pensará que estamos tratando de arreglar
nuestros problemas, y no se irá creyendo que me ha roto el corazón -le pidió Tom
aferrándose a lo primero que se le ocurrió con tal de convencerla-. Porque la verdad es
que eso es algo que me fastidiaría enormemente...
-¿Y por qué razón tendría que hacerte otro favor? -lo interrumpió _______.
Tom la miró a los ojos.
-Es cierto, no hay ninguna razón - admitió con una media sonrisa-, pero me
gustaría que vinieras... aunque solo fuera para compensarte por el modo en que te he
tratado.
La joven volvió a sonrojarse.
-¿Cómo? ¿Haciéndome el amor? -le espetó irritada-. ¿Crees que estoy tan
desesperada como para conformarme con las migajas que han quedado de tu relación
con Miriam?
-No, no creo eso en absoluto -murmuró Tom contrariado.
La miró a los ojos, tratando de hallar en ellos alguna señal de que no lo había
fastidiado todo. No estaba dispuesto a perderla otra vez, tenía que hacer lo imposible,
no podía rendirse. Quería decirle lo que sentía por ella, pero justo en ese momento
llegó la camarera con lo que habían pedido.
Sin embargo, al menos, mientras desayunaban, Tom logró convencerla
finalmente para que volviera a su casa. _______ no sabía siquiera por qué había dado
su brazo a torcer, pero él había dicho que solo serían unos días, y, en todo caso,
siempre le había resultado difícil negarle nada a Tom.
Cuando llegaron al rancho, Tom le presentó al prometido de Miriam. Él y la
modelo parecían verdaderamente muy felices, se dijo _______ incrédula. Después de
todo, parecía que Miriam era capaz de amar. Jared era un hombre alto, agradable, y
bien educado. Hasta Simone parecía estar tratándola con más cordialidad,
probablemente porque había renunciado al fin a Tom.
-Siento mucho cómo he complicado las cosas entre Tom y tu, _______ -se
disculpó Miriam, llevándola aparte durante la merienda que tomaron en el jardín-. No
era culpa tuya, ni de Tom, que él no me amara -giró la cabeza en dirección a su
prometido, que estaba a unos metros de ellas, charlando con Matt y Mary-. Jared es
todo lo que había soñado en un hombre -le confesó-. Vine aquí huyendo, porque no creí
que quisiera el bebé que llevo dentro, y estaba muy confundida, porque era la primera
vez que sentía algo tan fuerte por alguien. Me he comportado de un modo horrible.
Pensaba utilizar a Tom solo por mi cobardía, porque no me atrevía a preguntarle a
Jared si él quería una vida junto a mí. Lo siento tanto, _______... Solo espero que
ahora que me marcho, Tom y tú podáis solucionar vuestras diferencias y ser felices
al fin.
La joven no creía que eso fuera ya posible, pero al menos la reconfortaba pensar
que Miriam había comprendido que estaba obrando mal, y que al menos al final era
capaz de pensar en la felicidad de Tom. Esbozó una sonrisa.
-Gracias. Espero que tú también seas muy feliz.
-Bueno, me temo que no me lo merezco, ni me merezco a alguien tan maravilloso
como Jared, pero yo también confío en que será así.
Estuvieron charlando unos instantes más, y al cabo Miriam volvió al lado de su
prometido, con lo que _______ se quedó sola junto a la mesa de la limonada, pero
pronto se unió a ella Mary, que llevaba un buen rato mirándola llena de curiosidad.
-¿Qué está pasando aquí? Cuando te vi entrar con Tom estuve a punto de
caerme de espaldas. ¿Habéis hecho las paces? -le preguntó en un susurro.
-No -respondió _______ meneando la cabeza-. Me pidió que viniera para que
Miriam no crea que le ha roto el corazón -dijo enfurruñada-. Ya ves.
Sin embargo, no pudo evitar dirigir una mirada melancólica en dirección a Tom,
de pie junto a su madre, y Mary sonrió para sí al verlo.
-Pues, desde luego, no es esa la impresión que me ha dado a mí por el modo en
que te ha estado echando miraditas toda la tarde - murmuró con picardía.
_______ se rio con desgana.
-Solo está fingiendo, para que Miriam lo vea. Quiere que crea que estamos
intentando solucionar nuestros problemas.
-¿De veras? -inquirió Mary divertida.
-¿Por qué no dejas de...?
Pero no terminó la frase, porque en ese momento Tom estaba mirando en su
dirección también, y sus ojos se habían encontrado, como si fueran dos imanes que se
atrajeran el uno al otro, y quedó atrapada en la fuerza de esos iris ambarinos. Sin
embargo, el hechizo se rompió cuando Simone tiró de la manga de su hijo para
reclamar su atención, y _______ se dio cuenta de que había estado conteniendo el
aliento, y de que Mary estaba mirándola con una sonrisa maliciosa.
Después de la cena, mientras los demás veían un vídeo de las vacaciones de Matt
y Mary, _______ se excusó y fue a cambiarse de ropa. Cuando bajaba, sin embargo, no
sentía deseos de volver con ellos. Necesitaba estar sola, y la biblioteca había estado
llamándola todo el día, como el canto de las sirenas. Allí había un enorme piano de cola,
que había sido del padre de Simone, y que ella misma tocaba, por lo que estaba
perfectamente afinado.
Entró y se sentó frente a él. Tocó una escala con la mano izquierda, y sonó
perfecta. «Estupendo», se dijo sonriente. Entonces, colocó también la mano derecha
sobre el teclado. Le temblaba, y sintió un pequeño pinchazo en el pulgar cuando intento
tocar con ella. _______ contrajo el rostro. «Bueno», intentó animarse, «tal vez las
escalas no sean lo mejor para empezar. Probaré con una melodía sencilla». Escogió una
pieza de Chopin, algo realmente fácil, para principiantes casi, pero su mano derecha
seguía sin responder, floja y temblorosa. _______ gimió con frustración y apretó los
puños contra el teclado, imaginando la cantidad de meses que tendría que practicar
antes de poder tocar siquiera una escala con esa mano.
No oyó a Tom entrar, ni cerrar la puerta tras de sí. Solo cuando se sentó a su
lado, colocándose a horcajadas sobre la banqueta del piano, se dio cuenta de que no
estaba sola. Había estado observándola un rato desde la puerta, y había sentido
curiosidad al escuchar como golpeaba las teclas enfadada. Imaginó que debía estar
sintiéndose totalmente frustrada por el tiempo que le llevaría recobrar su habilidad
frente al piano.
-No puedes tocar, ¿no es eso? -le dijo con voz queda.
_______ comprendió que la había visto, y pensó que había adivinado la verdad.
Apretó los dientes y apartó la vista.
-Tienes que intentar tener paciencia -continuó Tom-. Llevará tiempo, pero como
te dijo el médico, tocarás tan bien como antes, ya lo verás.
La joven alzó el rostro con los labios entreabiertos. Entonces... ¿no se había dado
cuenta? Bueno, se dijo con tristeza, al menos su orgullo estaba intacto.
-Escucha, _______, sé que te herí con las cosas que te dije -murmuró él de repente.
-Da igual. Me dijiste lo que pensabas de verdad. Así al menos puedo saber qué
terreno estoy pisando en vez de ir a ciegas.
-¿Qué vais a hacer tu padre y tú hasta que puedas volver a tocar?
-Sacaremos al mercado un disco con las últimas melodías que estuve grabando, y
volveremos a editar algunos de los viejos álbumes -explicó ella. Acarició el teclado
suavemente con la mano izquierda, sintiendo como un puñal en su alma la pérdida de su
habilidad. Lo peor era que no podía exteriorizarlo en ese momento, delante de Tom,
porque entonces él sabría la verdad, y no quería su compasión-. No tienes que
preocuparte. Mi padre se hará cargo de todo.
Tom resopló enfadado.
-De modo que otra vez gana él, ¿no es así?
La joven lo miró sin comprender.
-¿«Otra vez»? -repitió.
-Ya dejé que se te llevara en una ocasión, hace cuatro años -explicó él. Tenía la
mandíbula muy tensa, y sus ojos relampagueaban-. Te dejé marchar porque él me
convenció de que no podía echar a perder tu carrera haciendo que te casaras conmigo.
Decía que tu carrera era lo más importante, que tenías demasiado talento como para
ser la esposa de un ranchero y que serías muy desgraciada a mi lado.
-Pero tú... tú amabas a Miriam... -balbució ella.
-No, nunca la he amado.
_______ lo estaba mirando de hito en hito, sin poder dar crédito a lo que estaba
oyendo. ¿Tom la había amado a ella? ¿A ella, y no a Miriam?
Él la tomó por la barbilla, y se inclinó hacia ella.
-Nunca he amado a nadie más que a ti.
Y empezó a besarla con la pasión que se había ido acumulando en su interior
todos aquellos días sin verla. Cuando despegó sus labios de los de _______, los ojos de
la joven brillaban como si fueran estrellas.
-Pasa la pierna por encima de la banqueta -le dijo Tom.
Y la hizo sentarse igual que él, de modo que quedaron sentados el uno mirando de
frente al otro. Entonces, la alzó y la sentó a horcajadas sobre él, en un contacto muy
íntimo, para que ella pudiera notar lo excitado que estaba. _______ le clavó las uñas en
los hombros.
-¡Tom, no...! -protestó débilmente.
Pero él la mantuvo en esa postura a pesar de su forcejeo. Tenía las facciones
rígidas y su respiración se había tornado entrecortada.
-No pienso dejarte ir de nuevo -le susurró con voz ronca-. Te casarás conmigo...
_______ quería decirle que no, que la dejara salir de allí, pero la sensación de sus
caderas contra las de Tom le impedía articular palabra alguna.
-Di que sí -la instó él besándola otra vez -. Dilo, porque si no, tendré que
poseerte aquí mismo -sus manos la atrajeron más hacia sí, y _______ pudo notar lo real
y física que era esa amenaza.
-Sí, Tom, sí... -balbució a duras penas, no porque estuviera asustada, sino
porque lo amaba demasiado como para rechazarlo por orgullo una segunda vez.
Los labios de él volvieron a tomar los de _______, y ella se aferró a él,
abrazándolo igual que la hiedra se enreda en los árboles. Sin que ella supiera cómo,
Tom se deshizo de su camisa y de la camiseta de ella, y lo pudo sentir desnudo de
cintura para arriba, frotando su musculoso tórax contra sus delicados senos, mientras
seguía besándola hasta que se notó los labios hinchados. Las fuertes manos de Tom
recorrían su espalda una y otra vez, y la hacía moverse contra él en un ritmo excitante
que pronto la hizo gemir por lo íntimo y agradable que resultaba.
-Será igual en la cama -le susurró Tom al oído-, solo que entonces nos uniremos
del modo más íntimo posible. Y entonces te acunaré contra mi cuerpo... así... y nos
entregaremos el uno al otro entre las sábanas...
La lengua del ranchero invadió la boca de _______, y la joven se arqueó hacia él,
gimiendo, temblando mientras sus dedos se enredaban en su cabello. Y, de pronto, una
serie de imágenes tremendamente eróticas irrumpieron en su mente: el esbelto y
bronceado cuerpo de Tom sobre ella, la piel brillante y sudorosa, moviéndose contra
sus caderas rítmicamente, despacio, como las olas del mar... el rostro contraído por el
placer, el aliento tembloroso, su boca buscando sus senos...
A _______ se le cortó la respiración. Un placer sin igual la sacudió cuando él
hincó las manos en sus caderas, atrayéndola aún más hacia sí.
-Te deseo tanto, _______...
-Yo también te deseo, Tom -balbució ella deslizando las manos hacia sus muslos.
Tom se estremeció por la fuerte necesidad de rendirse a sus instintos, pero no
podía dejar que ocurriera así, no de aquel modo. Se apartó un poco de ella y la tomó
por las sienes, forzándola a mirarlo.
-Así, no, _______ -le dijo jadeante-. Nuestra primera vez no puede ser así, sobre la
banqueta de un piano, en una habitación sin el pestillo echado.
La joven sintió como si despertara de un sueño y poco a poco fuera volviendo a la
realidad.
-Quiero que sigas siendo virgen antes de llegar al altar, _______, quiero que nuestra
noche de bodas lo sea de verdad. Y no me importa que la gente hoy en día piense que
es algo anticuado, así es como debería ser el matrimonio: con respeto mutuo, teniendo
paciencia para esperar.
Respeto, paciencia... Pero no había mencionado el amor, se dijo la joven. Tal vez
estaba siendo demasiado exigente. Quizá con el tiempo conseguiría que la amara.
-Tu madre tenía razón -le dijo esbozando una sonrisa-, eres un puritano -dijo
para picarlo.
-Como si tú no lo fueras... -repuso él sonriendo también. La bajó de encima de él
y comenzó a vestirla de nuevo, para después vestirse él-. Además, me encanta la idea
de una novia tímida que se sonroja constantemente.
La joven se rió suavemente y se quedaron largo rato mirándose a los ojos.
-Esta vez saldrá bien, _______, a pesar de tu padre, y de Miriam, y de todos los
demás obstáculos que puedan surgir.
-Sí, saldrá bien -asintió ella tratando de esbozar una sonrisa confiada,
Tenía que salir bien, se dijo, porque no podría soportar tener que dejarlo de
nuevo. Más adelante le explicaría lo que había ocurrido con su padre, pero por el
momento quería saborear aquella esperanza recién nacida de una vida juntos. Sí, quizá
el amor llegaría después. Entretanto, viviría el día a día.
Su única preocupación era que pudiera enterarse de que su carrera había
quedado truncada por el accidente, porque podía pensar que solo buscaba seguridad a
su lado.
Aquella noche llamó a su padre para contarle lo sucedido. Contra lo que esperaba,
no se disgustó ni pareció decepcionado, sino que incluso la felicitó de corazón. Le dijo
que había ido a la discográfica, y que pronto empezarían a negociar los contratos, y le
aseguró que tendría su parte de esos acuerdos que estaba negociando en su favor.
Aquello la tranquilizó, porque significaba que tendría un colchón para el futuro,
en caso de que Tom se cansara de ella y tuviese que arreglárselas sola.
Cuando colgó el teléfono se metió en la cama, preguntándose si había hecho lo
correcto aceptando la proposición de Tom. No estaba segura de que fuera justo para
él, que acababa de perder a la mujer a la que amaba. Tal vez debería haberse
marchado, dejar que sus caminos se separaran para siempre.

CAPÍTULO 11
-Bien, así que la boda vuelve a estar en marcha, ¿eh? -inquirió la madre de Tom
mirando a su hijo con una ceja enarcada, cuando _______ y él le dieron la noticia-. Ya
veo. ¿Y por cuánto tiempo esta vez, Tom?
-Esta vez es definitivo -contestó él-. Um... supongo que no devolverías el vestido...
-No, no lo devolví -respondió Simone con los brazos cruzados-. Lo guardé en mi
armario, porque tenía la convicción de que debías haber heredado al menos algo de mi
sentido común, y que eso haría que no repitieras el mayor error de tu vida.
-Entonces... ¿No lo devolviste? -inquirió _______ sin poder creerlo.
-Por supuesto que no -reiteró la mujer dirigiéndole una afectuosa sonrisa-. Como
he dicho, esperaba que este cabezota volviese a sus cabales. La único que me tenía un
poco intranquila era que pudieran volver a entrarle dudas. Sobre todo cuando el
pasado empezó a interferir con su presente.
-Algún día te hablaré de eso, madre -le prometió Tom-. Pero ahora, ¿qué hay de
la organización de la boda?
-Llamaré a Shelby Ballenger esta misma noche -respondió la mujer. Y mirando a
_______ y después a su hijo, le dijo a este-. Esta vez no la dejes escapar.
Él miró a la joven sonriente.
-Ni hablar. Esta vez no.
________ estaba tratando de no exteriorizar el nerviosismo que la estaba
devorando por dentro. El ansia que había en los ojos de Tom era muy real, y de
pronto se encontró preocupándose por sí podría satisfacerlo. ¿Cómo podría cuando era
virgen y no tenía ninguna experiencia?
Tom vio el temor en su rostro, y lo malinterpretó.
-¿No estarás arrepintiéndote de haber aceptado?
-No, es solo que... el matrimonio es un paso que no se debería dar a la ligera

-repuso ella.
-Vamos a ser muy felices, ya lo verás. Te daré todo lo que quieras. Puedes
pedirme hasta la luna.
La joven apartó la vista. En el otro extremo del salón, charlando con el resto de
la familia estaban Miriam y su prometido. Parecían la viva estampa de la felicidad
prenupcial, no como Tom y ella, tan tensos y nerviosos ante el otro, tan inseguros
sobre las cuestiones que tendrían que afrontar.
-No quiero la luna. Me conformaría con que nuestro matrimonio funcione.
-Funcionará -le aseguró él-. Nos conocemos de toda la vida, y tenemos
muchísimas cosas en común. Funcionará, _______.
Shelby Ballenger llegó temprano al día siguiente, y Mary, Simone, ella y _______,
se pasaron casi toda la mañana discutiendo los pormenores de la organización del
enlace. Cuando se hubo marchado, a ________ le daba vueltas la cabeza.
-Oh, Dios... -gimió mientras almorzaban-. Creo que no quiero una boda. Es
demasiado complicado...
-Podríamos escapamos y casarnos en un casino de Las Vegas -sugirió Tom
divertido.
Simone le lanzó una mirada de reproche.
-Ni hablar. Tendréis una boda como Dios manda. No viviréis en pecado bajo mi
techo.
-¡Solo bromeaba! -exclamó Tom riéndose.
-Querida, no te agobies -le dijo Simone a ______ -ya tenemos el vestido. Mary
va a ir hoy a hablar con el párroco, y solo quedan el banquete y las invitaciones.
-Podríamos llamar a la gente por teléfono y hacer una barbacoa en el jardín
-intervino Tom de nuevo.
Simone le tiró su servilleta a la cara.
-_______, ¿te gustaría venir a ver a los gatitos? -propuso Tom cuando estaban
terminando el postre-. No puedes hacerte una idea de lo que han crecido mientras has
estado en la ciudad.
La joven se quedó dudando un instante. Le apetecía mucho ver a los gatitos, pero
no estaba segura de querer estar a solas con él. Su sola mirada hacía que sintiese un
turbador cosquilleo por todo el cuerpo.
-Venga, gallina -la picó Tom. Estaba tan guapo con sus vaqueros y su camisa a
cuadros.
-De acuerdo -capituló _______, levantándose y siguiéndolo, bajo la mirada
divertida de Simone y Mary.
Tom la tomó de la mano mientras caminaban hacia el establo, entrelazando sus
dedos con los de ella. ______ se dio cuenta de que llevaba un rato observándola con
el rabillo del ojo.
-Me encanta cuando llevas el pelo suelto -murmuró.
-¿De veras? -contestó ella sonriendo y sonrojándose ligeramente-. La verdad es
que no es muy práctico, se me viene a la cara todo el tiempo.
Tom se caló el sombrero hasta los ojos para protegerse del sol.
-Parece que hoy va a hacer mucho calor. Podríamos ir a nadar -sugirió mirándola
de reojo.
-No, gracias -replicó ella al instante.
-¿Temes que la historia se repita? -inquirió Tom con suavidad. Se detuvo
frente a la puerta del establo y se volvió hacia ella, mirándola a los ojos-. Tal vez
estés haciendo bien negándote. Estamos comprometidos, ______, y esta vez tal vez no
sería capaz de controlarme; tendría que tenerte.
-Entonces, tanto mejor -contestó ella-, quiero llegar al altar siendo virgen aún.
Los ojos de Tom estaban escrutándola, buscando algún signo que le dijera qué
estaba pasando por su cabeza en ese momento.
-¿Crees que serías menos pura si expresáramos con nuestros cuerpos lo que
sentimos el uno por el otro?
-¿Eso es lo único que sientes por mí, no es cierto? -le espetó-. Ya me lo has dicho
mil veces, que me deseas. Me haces sentirme como si fuera algo que quisieras utilizar.
Tom se apartó de ella bruscamente.
-¡Por Dios, me es imposible llegar hasta ti! -exclamó con amargura.
-Yo no lo diría de ese modo -le corrigió la joven, rodeándose con los brazos-.
Hace cuatro años ya me deseabas, pero te casaste con Miriam. La amabas a ella, pero
a mí no, y sigue siendo igual.
Tom se quedó callado un momento antes de hablar.
-Hace cuatro años, Miriam me dijo que estaba embarazada -le explicó-, y para
cuando me di cuenta de que no era cierto, ya estaba casado con ella.
_______ lo estaba mirando con los ojos muy abiertos, comprendiendo de pronto
muchas cosas. Sin duda Miriam y él se habrían estado acostando, por eso él no podría
haber estado seguro de que no era suyo. Probablemente incluso, se dijo asqueada,
cuando empezó a besarla y acariciarla aquel día junto a la charca, ya habría hecho el
amor con Miriam.
Se giró sobre los talones, queriendo huir de allí, pero él la retuvo por el brazo, y
la hizo girarse hacia él.
-¡No es lo que estás pensando, _______! -casi gritó-. Siempre fuiste tú, tú desde
el principio. Era Miriam la que te sustituía a ti, no tú a ella -la abrazó con fuerza,
apretando los dientes -. Aquel día junto a la charca me tuve que obligar a parar,
porque, de no haberlo hecho, habría llegado hasta el final. Me quedé tan frustrado que
los días siguientes estaba frenético, y finalmente, me desahogué con Miriam. Ella,
estaba dispuesta y yo la utilicé. Ella lo sabía, y me odió por ello, y con toda la razón.
Me comporté como un canalla. Al cabo de una semana vino a verme y me dijo que
estaba embarazada, así que me casé con ella, porque me pareció que era lo único
honorable que podía hacer. Tú tenías una brillante carrera, y me pareció que eras
demasiado joven para el matrimonio, así que te dejé ir. Dios mío, ¿crees que no he
pagado desde entonces por aquella decisión? He estado pagando por ello desde hace
cuatro años, y sigo pagándolo aún.
A ______ le dio la impresión de que el tiempo parecía estar ralentizándose a
medida que sus palabras iban penetrando en su mente.
-¿Le hiciste el amor a Miriam porque me deseabas a mí? -inquirió débilmente. Lo
cierto era que eso mismo era lo que le había dado a entender la modelo, que era una
obsesión para él.
-Sí -asintió él con un pesado suspiro-. Y no podía tenerte - inclinó la cabeza hacia
ella y apartó el cabello de uno de sus hombros, y sus labios se afanaron sobre el cuello
de la joven-. No habría sido capaz de parar aquel día, _______ -le dijo con voz ronca-.
Una vez te hubiera poseído, no habría podido dar marcha atrás -su boca se abrió, para
estimular con la lengua la sensible piel detrás de la oreja-. No habría podido dejarte
ir, ¿no lo comprendes? Habrías sido mía, completamente mía.
La joven cerró los ojos, los besos de Tom estaban haciendo que le temblaran
las rodillas.
Él la llevó al establo desierto, cerrando la puerta y acorralándola contra la pared
de madera. Sus cuerpos estaban pegados, y ______ podía sentir a Tom
estremecerse por el deseo. .
-Haré que te cases conmigo sea como sea -dijo contra sus labios-, aunque para
ello tenga que tomar tu cuerpo antes de la boda.
-Eso sería chantaje -protestó ella.
-Bésame, ______ -le ordenó Tom, colocándola a horcajadas en torno a su cintura.
Sin darle tiempo a reaccionar, tomó posesión de sus labios, empujando sus
caderas hacia las de ella, y haciéndola gemir sin descanso.
Pasaron varios minutos antes de que desenganchara los brazos de la joven de su
cuello, y la bajara al suelo de nuevo, apartándose de ella jadeante.
-Te daré un mes -le dijo mirándola con un ansia salvaje en el rostro-. Si para
entonces el anillo de casada no está en tu dedo, prepárate, porque no pienso esperar ni
un día más para tenerte, ni un día más.
Se giró sobre los talones y salió del establo, dejándola allí, temblorosa, con la
espalda contra la pared.
Exactamente un mes después, estaba pronunciando sus votos frente al altar en
la iglesia Metodista de Jacobsville, con su padre a su lado para entregarla a Tom.
Este había cumplido su palabra, y no la había tocado desde aquel día en el establo,
pero la misma luz salvaje que había brillado en sus ojos entonces, relumbraba cada vez
que la joven lo miraba. Tal vez no la amara, pero la pasión que sentía por ella era tan
ardiente como la lava de un volcán.
Miriam se había ido ya hacía varias semanas al Caribe con su prometido, e incluso
les había mandado fotos de la boda.
Tom, por su parte, había estado manteniéndose muy ocupado con el rancho
hasta ese día, y Simone le confió a ______ que desde luego había sido lo mejor,
porque en las últimas semanas estaba insoportable, saltando a la más mínima. Solo la
joven sabía a que se debía, y lo cierto era que la tenía bastante nerviosa, porque le
preocupaba que ese ardor contenido lo hiciera ser brusco con ella en la noche de
bodas.
Tom había reservado una habitación en un hotel en el Golfo de México, junto al
mar, donde pasarían una semana de luna de miel.
Cuando hubo terminado la ceremonia, se fueron todos al banquete, donde hubo
los acostumbrados brindis y el baile. Después regresaron a la casa, y antes de que
_______ subiera a cambiarse, Simone la detuvo para besarla y abrazarla, secándose
las lágrimas de los ojos.
-Eres la novia más bonita que ha visto esta comunidad en muchos años -le dijo
emocionada-. Tengo una corazonada de que esta vez todo saldrá bien, cariño.
-Yo también lo espero -murmuró ________, radiante a pesar de sus temores.
Matt y Mary se acercaron a felicitarla también, seguidos de Shelby Ballenger y
su marido Justin.
-Gracias por todo, Shelby -le dijo _______-. Ha sido lo más hermoso que podía
haber soñado jamás. La iglesia estaba preciosa.
-Ha sido un placer poder ayudar -le aseguró Shelby, lanzando una mirada
cómplice y feliz a su esposo-. Espero que seas muy feliz.
-No es difícil -le aseguró Justin estrechándole la mano a _______ para
felicitarla también -. Solo hay que saber dar para poder recibir. Seguro que os irá muy
bien.
-Gracias -murmuró ______.
Shelby y Justin se alejaron, ella del brazo de él, y _______ los miró con envidia,
preguntándose si Tom y ella podrían jamás llegar a ser la mitad de felices de lo que
ellos parecían.
En ese momento, apareció Tom por detrás, y le rodeó la cintura con el brazo,
atrayéndola hacia sí. Era la primera vez en un mes que estaban tan cerca. .
-El equipaje ya está en el coche -susurró contra sus labios-. Sube a cambiarte y
marchémonos. Quiero tenerla solo para mí... señora Kaulitz -dijo besándola de un
modo que la hizo estremecerse de anticipación. Oírlo llamarla de ese modo resultaba
tan dulce, tan hermoso...
Una vez cambiada, volvió a bajar, y ella y Tom abandonaron la casa, con los
invitados lanzándoles arroz y confeti y deseándoles que fueran muy felices.
Tomaron el coche de Tom, y a _______ casi le parecía haberlo soñado todo
mientras avanzaban por la ondulante carretera. Cuando al fin llegaron al hotel, junto a
la bahía de Galveston, _______ se quedó maravillada. Era el lugar más hermoso que
habría podido imaginar para su luna de miel.
Después de que se registraran y dejaran las maletas en la recepción, fueron a
cenar a un restaurante que había en el paseo marítimo, construido en el edificio de un
viejo faro, y cuando salieron, Tom le propuso que dieran un paseo por la playa a la luz
de la luna. Estaba siendo el día más romántico de su vida, se dijo la joven. Se sentía en
una nube.
Para cuando regresaron al hotel, _______ estaba tan relajada, que ni siquiera
protestó cuando él la alzó en sus brazos para cruzar el umbral de la habitación, y
empezó a besarla con fervor.
Tom no se molestó siquiera en encender la luz. Cerró la puerta tras de sí, y la
llevó hasta la cama, donde la sentó. _______ se dejó llevar, envolviéndose en la
sensación de sus besos y caricias mientras la desvestía y se desvestía él, y gimió
extasiada cuando sintió su cuerpo desnudo tumbarse sobre el de ella.
Los minutos fueron pasando lentamente, y la temperatura empezó a subir en la
habitación, o al menos eso le parecía a _______. Había esperado tanto aquel momento,
y él estaba haciéndole el amor con tal ternura y delicadeza, que la joven no sintió
ningún temor cuando la hizo suya. Hubo una sombra de dolor, pero pasó, y pronto, a
medida que él iba estableciendo un ritmo, moviéndose dentro y fuera de ella, todo fue
placer, un placer que iba en aumento, hasta que explotó, como una ola que los engullese
a los dos.
Minutos después yacían el uno en brazos del otro, sudorosos, exhaustos, pero
satisfechos.
-¿Estás bien, Tom? -murmuró la joven, recobrando apenas el aliento, y
sintiéndolo temblar aún sobre ella.
-Ahora sí -contestó él-, porque sé que me amas. No habría sido así de perfecto,
si solo hubiera habido deseo, no nos habríamos compenetrado de este modo si tú no
sintieses algo por mí.
_______ cerró los ojos. Había descubierto su secreto. Aquel había sido de todos
su mayor temor, que cuando hiciesen el amor su cuerpo la delatase. ¿De qué servía
fingir ya, de qué serviría negarlo?, se dijo hundiendo los dedos entre el corto cabello
húmedo de Tom.
-Sí, te amo, siempre te he amado -asintió.
Tom la atrajo hacia sí con un suspiro de satisfacción y su mano recorrió el
trecho que iba desde su cintura hasta uno de los perfectos senos. Dejó escapar una
risa suave, gozoso.
-Ahora eres mía -le dijo-, y nunca te dejaré marchar.
-¿Aunque solo sientas deseo por mí? -lo interpeló _______ con tristeza.
- Yo te deseo, sí -contestó Tom-, te deseo hasta la locura, pero si solo fuera
deseo lo que siento por ti, me conformaría con cualquier mujer hermosa. Pero ese no
es el caso. Escucha, ______, no solo fui incapaz de hacerle el amor a Miriam en esos
cuatro años. No desee a ninguna otra mujer. ¿No es esa prueba suficiente de mi amor?
La joven se quedó sin aliento. ¿Había dicho... amor? Se apartó un poco de él para
poder mirarlo a los ojos.
-Tú... ¿me amas?
-Dios mío, ______, te amo con toda mi alma y todo mi corazón -murmuró él con voz
ronca-. ¿No lo sabías, vida mía? ¿Nunca te diste cuenta? Mi madre siempre lo ha
sabido, y Mary y Matt también. Incluso Miriam. ¿Cómo es que tú no?
La joven se rió temblorosa. Una ola de felicidad estaba invadiéndola. De pronto
sintió que, si quisiera, podría tocar las estrellas con las puntas de los dedos. ¡Tom la
amaba! Nunca había imaginado que el amor correspondido pudiera provocar semejante
dicha.
-Oh, Tom, estaba tan ciega... Yo también te quiero, te quiero, te quiero tanto...
Pero no pudo decir más, porque él se había inclinado hacia ella, y estaba
besándola de nuevo, apasionadamente. Cuando al fin se separaron, Tom la miró con
los ojos brillantes y llenos de amor.
-Dios sabe cómo seré capaz de compartirte con el escenario, pero hallaré el
modo -murmuró acariciándole la mejilla-. Lo que es importante para ti, es importante
para mí.
La joven bajó la vista y contrajo el rostro.
-Tom, yo... no te dije toda la verdad. Podré volver a tocar... pero no como antes.
No quería que sintieses compasión por mí, ni que creyeses que me casaba contigo para
no tener que preocuparme por el futuro.
Él la abrazó contra sí.
-Lo siento, cariño, lo siento muchísimo.
Pero la joven se apartó de nuevo de él y sacudió la cabeza suavemente.
-No lo sientas, Tom, yo no me siento mal. Puedo enseñar, y nunca me gustó
realmente la vida de concertista, siempre de aquí para allá. Quiero tranquilidad, y
quiero un hogar, un verdadero hogar, e hijos... y te quiero a ti. No cambiaría lo que
tengo ahora ni por ser tan grande como Van Cliburn.
Se abrazó de nuevo a él y cerró los ojos, sonriendo con una felicidad y una paz
interior que no había conocido en años. Una nueva vida se abría ante los dos.
Diana Palmer - Serie Hombres de Texas 5 – Ethan.

HOLA!!! BUENO ESTE ES EL FINAL DE ESTA HERMOSA HISTORIA ... GRACIAS POR LEERLA ... AHORA VAMOS CON LA SEXTA :)) ... BUENO AHI SE VEN EN LA SIG.

AUTORA: DIANA PALMER
TOM KAULITZ: ETHAN HARDEMAN
______ CRAIG: ARABELA CRAIG
SIMONE KAULITZ: CAREEM HARDEMAN 


BUENO HASTA PRONTO :))

jueves, 19 de mayo de 2016

8 y 9 PENULTIMOS CAPITULOS

CAPÍTULO 8
_______ no sabía dónde meterse.
-¡Tom! -siseó, viendo que se había quedado con los brazos alrededor de ella-.
¡Suéltame!
-¿Por qué? -inquirió él mirándola-. Ahora que estaba llegando a la parte
interesante...
-Por lo que me ha dicho Miriam, pensaba que ya habíais llegado a esa parte -dijo
Simone con los brazos cruzados y enarcando una ceja-. Este es un comportamiento
bochornoso -los reprendió. Sin embargo, había una sonrisa divertida en sus labios-. Y
tú, Tom, aprovechándote de la inocencia de _______...
Tom soltó a la joven y miró a su madre con una sonrisa maliciosa.
-Eso no es exactamente así -replicó-. Ella estaba más que dispuesta a colaborar.
Y me ha dicho que fue idea tuya.
Su madre se sonrojó ligeramente y se frotó la nuca incómoda.
-Um... bueno, sí -admitió-. No sabía qué otra cosa podíamos hacer. Estaba segura
de que Miriam intentaría algo esta noche y tengo cierta idea de por qué... Creo que
está embarazada.
-Eso me ha dicho _______ - asintió Tom -. Pero el juego se ha acabado.
_______ y yo nos vamos a casar.
-¡Oh, _____, cariño, no sabes lo que me alegra oír eso! -exclamó Simone al
instante, tomándola de la mano sana y sacándola al pasillo para darle un abrazo-. ¡No
podría encontrar una nuera mejor!
-Pero yo no... -intentó protestar la joven-. Tom... -dijo mirándolo en un ruego de
que no bromeara con aquello.
Sin embargo, Tom parecía hablar en serio.
-Mamá, empieza a hacer los preparativos y la llevaremos ante el altar antes de
que pueda reaccionar.
-¡Tom! -exclamó la joven frunciendo los labios irritada.
-Mañana te llevaré a la ciudad para comprarte un anillo. ¿Qué te parece si
hacemos la boda por la Iglesia Metodista? -preguntó mirando a su madre, como si la
opinión de _______ no contara-.. El reverendo Boland podría celebrar la ceremonia.
-Sí, sus sermones son maravillosos -respondió Simone ignorando también a la
joven en su entusiasmo-. Y podríamos hacer el banquete en el Jacobsville. Tienen
unos salones inmensos. Y le pediré a Shelby Ballenger que me ayude con los
preparativos. El mes pasado organizó todo para el pase de modas benéfico y resultó un
éxito. Es increíble que pueda llevar sus labores de voluntariado y la crianza de sus
hijos al mismo tiempo.
-Me parece una idea estupenda -aprobó el ranchero-. ¿Y qué me dices de las
invitaciones?
-¿Os importaría...? -trató de interrumpirlos nuevamente _______.
-¿Podrías ocuparte tú también de eso, madre? -inquirió Tom sin hacer ningún
caso a la joven.
-¡También es mi boda! -exclamó _______ sulfurada, olvidándose por un momento
de que ni siquiera había dicho que sí-. Yo también puedo ayudar, ¿no?
-Por supuesto, cariño -asintió Tom-. Tendrás que probarte el vestido
lógicamente. No puede haber una boda sin vestido de novia. Llévala a la mejor tienda
que haya en Houston -le dijo a su madre-, y cómprale el vestido más caro que haya. No
dejes que salga de la tienda con cualquier cosa. Es demasiado modesta.
-No lo haré -le prometió Simone-. Ah, nunca imaginé que te vería felizmente
casado, Tom - suspiró con una sonrisa beatífica.
«¡Pero es solo para librarse de Miriam!», quería gritar _______, «ni siquiera me
ama, solo me desea. Hago que se sienta como un hombre de nuevo, ¡pero esa no es
razón para casarnos!»
Iba a intentar decírselo, pero Tom estaba cerrando ya la puerta de su
habitación.
-Creo que será mejor que eche el pestillo... por si acaso -les dijo riéndose-.
Buenas noches, madre; buenas noches, _______.
-Tom, espera un momento -balbució la joven-, hay algo que...
Pero se encontró hablando con la puerta cerrada.
-Sé que el revanchismo no está bien, pero no puedo evitar sonreír cada vez que
pienso en cómo le ha salido el tiro por la culata a Miriam -le dijo Simone a _______
mientras se dirigían por el pasillo a sus dormitorios-. Estaba tan convencida de que
volvería a tener a Tom comiendo de la palma de su mano con solo chasquear los dedos
-dijo riéndose-. Se lo tiene bien merecido.
-Pero... ¿No lo notaste a él distinto con ella durante la cena? -murmuró la joven-.
No sé, daba la impresión de que estuviese volviendo a sentir algo por ella.
Habían llegado frente al dormitorio de Simone, y se detuvieron.
-Tom siempre ha sido muy sensible, y compasivo. No creo que la lástima tenga
nada que ver con el amor -le dijo la mujer-. Y respecto a la boda... -añadió adivinando
los temores de ______-, puedo asegurarte que Tom no se casaría contigo solo para
echar a Miriam de aquí - se quedó mirándola un instante, como si quisiera añadir algo
más, pero se encogió de hombros y esbozó una media sonrisa-. Bueno, que duermas
bien, querida, y... felicidades.
Simone apenas se había dado la vuelta cuando _______ la detuvo por el brazo.
-No hicimos nada. No sé que te habrá dicho Miriam, pero no...
No quería que Simone pensara que era una desvergonzada. La mujer le dio unas
palmaditas amables en la mejilla.
-______, te conozco a ti y conozco a mi hijo. No tienes que darme explicaciones de
ningún tipo. Buenas noches- y entró en el dormitorio cerrando la puerta tras de sí.
_______ se quedó allí parada un instante, y tras dejar escapar un suspiro, siguió
por el pasillo hacia su habitación. Sin embargo, al pasar por delante de la de Miriam, la
puerta se abrió. Debía haber imaginado que estaría esperándola. La modelo tenía los
ojos enrojecidos. Obviamente había estado llorando. La joven se preguntó si habrían
sido lágrimas de celos o de impotencia.
-Bruja... -masculló Miriam al verla-. ¡Es mío! ¡No renunciaré a él sin luchar!
-Admite la derrota, Miriam -le dijo _______ sin perder la calma-. Tom y yo
vamos a casarnos.
-¡No!, ¡no se casará contigo! ¡Tom me ama a mí! ¡Siempre ha sido a mí a quien ha
amado! De ti solo desea tu cuerpo -dijo con puro veneno en la voz-. Para él eres la
novedad, pero pronto se cansará de ti, antes incluso de llevarte al altar.
-Siento decirte que ya estamos haciendo los preparativos de la boda.
-¡Te digo que no se casará contigo! -aulló Miriam como un gato rabioso-. Solo se
divorció de mí porque le fui infiel.
-¿Te parece poco? -inquirió _______ con sarcasmo. Estaba temblando por
dentro, pero no iba a dejarse amilanar-. Heriste su orgullo.
-¿Y cómo crees que me sentí yo teniendo que oírle hablar de ti a todas horas
desde que nos casamos? -explotó Miriam-. _______ por aquí... ______ por allá. ¡La
familia entera me refregaba por la cara lo maravillosa que eras! Era como si no
existiera nadie más, y me comparaban contigo todo el tiempo. ¡Te odié desde el
principio porque Tom te deseaba! -los ojos se le llenaron de lágrimas y cuando volvió
a hablar era en sollozos-. ¡Imagínate! -exclamó riéndose con crueldad-. Yo tenía
experiencia, era hermosa, sofisticada... pero eras tú a quien él deseaba, era tu nombre
el que gemía cuando hacíamos el amor... -se apoyó en la pared llorando
desconsoladamente.
_______ se había quedado boquiabierta. .
-¿«Qué»? -musitó incrédula en un hilo de voz.
-Y cuando lo acusé de usarme como un sustituto tuyo, ya no fue capaz de volver a
hacerme el amor -confesó Miriam-. Estaba obsesionado con tu cuerpo, y esa es la
razón por la que te ha prometido casarse contigo, porque quiere tenerte... a cualquier
precio. Pero, en cuanto haya satisfecho su deseo, te dejará como un niño deja un
juguete que ya no le divierte. Y entonces lo recuperaré. Porque me amaba a mí, era a
mí a quien amaba -insistió-. Me amaba pero no con seguía que me deseara. ¡Maldita
seas, _______! ¡Maldita seas! Si tú no hubieras existido no habría mirado a otra mujer
más que a mí.
La joven era incapaz de pronunciar palabra, y se quedó en estado casi catatónico
cuando Miriam le dio la espalda, entró en su habitación y cerró la puerta con violencia.
______ llegó, sin saber muy bien cómo, a su propio dormitorio, encendió la luz,
cerró la puerta muy despacio, y se dejó caer boca arriba sobre la cama, mirando el
techo confundida.
¿Habría dicho Miriam la verdad? ¿Era posible que un hombre amara a una mujer
y deseara a otra? Ella sabía tan poco del amor, de las relaciones entre hombres y
mujeres... Sin embargo, aquella noche no le había quedado duda de que Tom la
deseaba. Tal vez el deseo no era la mejor base para el matrimonio, pero ella lo amaba
con toda su alma, y tal vez lograría, con el tiempo que él la quisiera también. No era
tan hermosa como Miriam, pero Tom le había dicho en una ocasión que tenía
cualidades mucho más importantes.
Tenía la cabeza llena de dudas e inquietudes, pero, finalmente, aunque no fue
hasta bien entrada la madrugada, el sueño la arrastró.
A la luz del día, cuando ______ se despertó, las cosas no parecían tan terribles
como la noche anterior. Tenía que mostrar más confianza en sí misma, se dijo. Tal vez
con un nuevo look... Quizá si intentara parecerse a Miriam... Sí, iba a usar las tácticas
de Miriam contra ella.
Se puso su vestido más bonito: de algodón verde claro, cuerpo entallado, y falda
con vuelo. Después se calzó unos zapatos de tacón, se recogió el cabello, y se maquilló
más que de costumbre. Tenía también un par de pendientes algo grandes en
comparación con las pequeñas perlas que solía llevar, pero decidió que sería un cambio
interesante. Finalmente comprobó el efecto general en el espejo y sonrió satisfecha.
Si lo que quería Tom era una mujer sofisticada, lo sería.
Bajó las escaleras con la mayor elegancia posible. Si no fuera por la escayola, se
dijo, incluso tendría un aspecto verdaderamente seductor. Cuando entró en el
comedor, Tom y Miriam estaban sentados ya a la mesa, mientras Simone y Betty Ann
iban y venían de la cocina, disponiendo platos y fuentes.
Miriam y Tom parecían estar muy metidos en una conversación, y no una
conversación hostil, lo que parecía, sino amistosa. Tom tenía una sonrisa amable en
los labios, y Miriam estaba escuchándolo con atención. Estaba muy distinta aquella
mañana: se había trenzado el largo cabello, llevaba puesta una camiseta y unos
vaqueros, y no se había maquillado. «¡Vaya cambio!», pensó ______ sintiendo deseos
de tirarse de los pelos. Parecían cada una el opuesto de sí mismas.
Tom alzó la cabeza en ese momento, y la miró con el ceño fruncido, como si no
le gustase lo que estaba viendo.
-Buenos días a todos -soltó ______ con una alegría que no sentía. Se inclinó
sobre Tom y lo besó brevemente en los labios-. ¿Cómo estás? ¿Y cómo estás tú en
esta espléndida mañana, Miriam?
Miriam farfulló un saludó y le lanzó una mirada de odio antes de bajar la vista a
su taza de café.
_______ se sentó con coquetería y comenzó a servirse el desayuno.
-Tom, he pensado que, como me sugeriste, iré hoy con tu madre a Houston a
buscar el vestido de novia -le dijo-. Quiero algo que sea realmente exquisito.
Tom la miró con los ojos entornados. De pronto imágenes del pasado pasaron en
tropel por su mente, imágenes de Miriam el día que se habían comprometido. _______
incluso le recordaba a ella en ese momento, tan sofisticada y despreocupada. ¿Se
habría equivocado con ella? ¿Habría empezado a darle importancia al dinero ante el
temor de no poder retomar su carrera? ¿O estaría quizá intentando competir con
Miriam, tratando de imitarla? Si era así, estaba tomando un camino equivocado.
¿Acaso no sabía que no quería un clon de Miriam? Quizás no había sido una buena idea
sugerir lo del matrimonio. En un principio lo hacía por librarse de su ex esposa, pero
estaba empezando a tener la sensación de que estaba cayendo en la misma trampa.
Simone entró en ese momento en el comedor con un plató de galletas en la mano y
un bote de mermelada casera en la otra. Al ver a _______, se quedó patidifusa, con
ambas cosas en el aire.
-______, querida... qué... um... qué distinta estás esta mañana.
-¿Te gusta el cambio? -inquirió la joven con una sonrisa-. Quería probar algo
nuevo. Oh, por cierto, Simone, estaba diciéndole a Tom que hoy podríamos ir a buscar
el vestido si tú no tienes inconveniente en acompañarme.
-Bueno, claro que no me importa, pero...
-No te preocupes, Simone -intervino Miriam inesperadamente-. Marchaos, yo me
quedaré y ayudaré a Betty Ann si necesita algo. Y así tampoco dejaremos solo a Tom
-añadió dirigiendo una sonrisa a este.
Él no dijo nada, ocupada como estaba aún su mente en procesar el radical cambio
de ______. De hecho, no dirigió la palabra a la joven durante todo el desayuno, y
_______ comenzó a sentirse bastante inquieta. ¿Por qué se comportaba Tom así de
repente? Era extraño que cuando llegara lo hubiera hallado hablando tranquilamente
con Miriam, y parecía haberse puesto muy tenso cuando ella le mencionó el traje de
novia. ¿Se estaría arrepintiendo? ¿No querría casarse con ella después de todo?
De pronto, Tom se levantó y se disculpó diciendo que tenía mucho que hacer,
pero antes de que pudiera llegar a la puerta, Miriam se había levantado y había ido
tras él.
-Espera un segundo, Tom -lo llamó, aprovechando la oportunidad-. Necesito
preguntarte algo.
Y se colgó de su brazo y salieron juntos.
-¡Qué buen modo de empezar la mañana! -exclamó _______ con ironía cuando
Simone y ella se quedaron solas.
La mujer le dio unas palmaditas de ánimo en la mano.
-No te preocupes tanto, chiquilla. Ve a por un abrigo y nos marcharemos
enseguida. Voy a darle unas instrucciones a Betty Ann para el almuerzo y en un minuto
estaré contigo.
Cuando la joven bajó las escaleras con el abrigo ya puesto, el teléfono empezó a
sonar, y Simone le pidió desde la cocina que lo contestara.
-Residencia de los Kaulitz, ¿dígame? -dijo _______ levantando el auricular.
-¿Cómo estás, _______?
La joven se notó temblar por dentro. Era su padre.
-Estoy mucho mejor, gracias -respondió con aspereza.
-¿Y la mano?
-No lo sabré hasta que no me quiten la escayola.
-Confío en que tuvieras el buen juicio de pedir que te viera un especialista
-apuntó él al cabo de un minuto.
-Sí, me vio un especialista -contestó ella como un autómata. ¿Por qué siempre que
hablaba con su padre se sentía como si volviera a ser una niña de diez años?-. Me
dijeron que había bastantes probabilidades de que pudiera volver a usarla con
normalidad.
-Tu anfitrión ha hecho que un juez me impida retirar dinero de la cuenta
conjunta -dijo su padre de pronto en un tono venenoso-. No ha sido muy amable por tu
parte, _______. Sabes que no tengo de qué vivir.
La joven se mordió el labio.
-Yo... Lo sé, pero...
-Tendrás que mandarme un cheque -continuó su padre sin dejada explicarse-. No
puedo abusar de la amabilidad de mi hermano. Necesitaré al menos quinientos dólares
para írmelas apañando. Por suerte está el dinero del seguro. Y quiero que me llames en
cuanto te hayan quitado la escayola y te haya visto el especialista.
La joven se quedó dudando. Quería decirle que iba a casarse con Tom, pero no
fue capaz de pronunciar las palabras. Era increíble hasta qué punto la intimidaba,
incluso ahora que ya no era una niña. Seguramente era una reacción inconsciente,
después de haber pasado toda su vida controlada por él.
-Lo... lo haré -murmuró.
-No te olvides de enviarme el cheque. Ya sabes la dirección de tu tío Frank -le
recordó su padre. Y colgó.
La joven se había quedado mirando el auricular con la mirada vacía. Aquello era
todo. Ni una palabra afectuosa, ni de consuelo por lo que pudiera pasar...
Simone y _______ recorrieron las tiendas de trajes de novia más exclusivas
aquella mañana hasta que dieron con el vestido perfecto. Parecía sacado de un sueño, y
a _______ le quedaba como un guante.
Podía haber sido un día perfecto, se dijo _______, si no hubiera sido por la
extraña actitud de Tom durante el desayuno. Tal vez en el momento menos pensado
cambiara de opinión y cancelara el enlace, pensó con pesimismo. Frunció el entrecejo
mientras observaba cómo la dependienta guardaba el traje con cuidado en una caja.
-Es una verdadera suerte que no tengan que hacer le ningún arreglo. Dicen que es
un buen augurio, ¿sabes? -le dijo Simone sonriente.
-Creo que me hará falta - farfulló _______ con una débil sonrisa.
La madre de Tom le dirigió una mirada curiosa tras entregar la tarjeta de
crédito a la dependienta, pero hasta que no estuvieron en el coche, no le preguntó qué
le ocurría.
-No es nada -murmuró la joven-. Es solo que... Tom estaba tan distante esta mañana.
-Cosa de Miriam, sin duda -contestó Simone torciendo el gesto-. Tom ha estado
tratándola con excesiva amabilidad desde ayer y eso seguramente le ha dado
esperanzas. No la subestimes. No se dará por vencida tan fácilmente.
-No lo hago -le aseguró _______. Se quedó callada un momento, y decidió
hablarle de la otra cosa que la había estado preocupando toda la mañana-. Hoy, antes
de irnos, esa llamada... era mi padre. Me ha pedido que le mande un cheque. Sé que
Tom se enfadará conmigo si lo hago pero... al fin y al cabo sigue siendo mi padre.
-Lo comprendo, querida. Sé que debe ser muy difícil para ti.
-Debería haber pagado el vestido -musitó _______ bajando la vista-. Me sentiría
fatal si Tom cancelara la boda y el gasto supusiera un problema para vuestro
presupuesto. Era realmente caro.
-Escucha, cariño, sabes que gracias a Dios no tenemos problemas financieros, y
además fue idea de Tom. Él quería que tuvieras un traje de boda de firma.
-Pero... ¿y si cambia de idea? -insistió _______-. Miriam y él parecían estar
entendiéndose muy bien esta mañana -mumuró sintiéndose fatal.
Simone dejó escapar un suspiro.
-_______, te aseguro que a veces me encantaría poder saber qué pasa por la mente
de mi hijo mayor, pero estoy segura de que no es tan tonto como para dejar que esa
arpía lo embauque otra vez.
-Miriam dijo que Tom se sentía atraído por mí cuando se casó con ella -dijo la
joven de repente, como si aquello la hubiera estado quemando por dentro-. Me acusó
de arruinar su matrimonio.
-Tom siempre se ha sentido atraído por ti -dijo Simone, sorprendiéndola-.
Debería haberse casado contigo. Así tu padre no habría podido seguir manejándote a
su antojo. Nunca fue feliz con Miriam, y yo siempre tuve la impresión de que para él
era un sustituto tuyo, un pobre sustituto. Imagino que Miriam se daría cuenta, y ese
fue el motivo por el cual fracasó su relación.
-Pero desear a una persona no es lo mismo que amarla -insistió _______
tercamente-. Tal vez no sea una mujer sofisticada, pero eso sí lo sé.
-Pues a mí me parece que con ese vestido y el maquillaje estás realmente
sofisticada -la animó Simone con una sonrisa-. Y Tom se dio cuenta del cambio, desde
luego -añadió maliciosa.
-¿Tú crees? -inquirió _______ no muy convencida-. A mí me dio la impresión de
que estaba más pendiente de Miriam que de mí.
-Oh, bueno, no le des demasiada importancia a eso. Los hombres se comportan de
un modo extraño en cuanto se habla de matrimonio. Incluso cuando lo han propuesto
ellos -la tranquilizó la mujer-. Y, ahora, deja de preocuparte: Tom sabe lo que está
haciendo.
¿De verdad lo sabría?, se preguntó _______. ¿No estaría ayudándolo a cometer
un error aún mayor que el que había cometido cuatro años atrás?
Cuando llegaron al rancho y entraron en la casa, encontraron a Betty Ann
bajando las escaleras con una bandeja.
-¿De dónde vienes con esa bandeja a la hora que es? -inquirió la señora
Kaulitz.
-El señorito Tom se cayó de un caballo, señora -contestó la mujer.
-¡Dios mío! ¿Está bien?
-Sí, señora. Parece que solo ha sido un susto, una leve contusión cerebral que lo
dejó sin sentido unos minutos. Pedimos una ambulancia y «ella» se fue con él al

hospital -dijo sacudiendo la cabeza en dirección al piso de arriba-. Tenían que haberla
visto, agarrándole la mano y gimoteando... Debería ser actriz en vez de modelo...
Cuando regresaron lo acostamos en su habitación, y allí está, con ella revoloteando a
su alrededor pendiente de lo más mínimo que necesite. Me estaba volviendo loca:
«Betty Ann, traéle esto a Tom», «Betty Ann, sube otra jarra de agua»... -dijo
remedándola-. No sé qué le habrá estado diciendo esa bruja -añadió mirando
furtivamente a la joven -, pero el señorito Tom me dijo muy enfadado que subiera a
verlo la señorita ________ en cuanto viniera.
Simone y ella subieron las escaleras, y encontraron en efecto a Tom echado en
la cama, con una pequeña brecha en la cabeza donde le habían dado puntos de sutura.
Estaba vestido, y Miriam se había sentado a su lado.
-Vaya, de modo que al fin habéis vuelto -comenzó Tom mirando fijamente a
_______, y en un tono acusador-. Espero que hayas disfrutado de tus compras.
-Hemos ido a comprar el vestido, tal y como tú dijiste -se defendió la joven.
-Tom, ¿qué es lo que ha ocurrido? -intervino Simone.
-Estaba ayudando a Randy a domar un caballo, y me tiró. Al caer me di un golpe
en la cabeza con la valla. No ha sido nada.
-Nada excepto una contusión cerebral -puntualizó su madre aún algo preocupada.
-¿Y? Parece que a nadie excepto a Miriam le importó -le espetó Tom.
Su madre y _______ lo miraron sin comprender.
-Bueno, veo que estamos de mal humor -dijo Simone mirándolo con los brazos
cruzados-. Bien, me voy a ayudar a Betty Ann. ¿Vienes, Miriam? -la llamó, mirándola
enfáticamente.
-Oh, no, me quedaré aquí haciéndole compañía a Tom-dijo Miriam, sonriendo y
tomando afectuosamente la mano de su ex marido-. No podemos dejarlo solo después
del mal trago que ha pasado.
Simone meneó la cabeza, puso los ojos en blanco y salió de la habitación. _______
no sabía qué hacer. Por el modo en que la estaba mirando Tom, sentía deseos de irse
a mil kilómetros de él, y no de quedarse.
-¿T... te ha llamado mi padre? -balbució.
-No, no me ha llamado -contestó él bruscamente-. Tráeme una cerveza, ¿quieres,
Miriam?
La modelo lo miró con un mohín, pero se marchó, dirigiendo una sonrisa malévola
a _______, ante la perspectiva de que fueran a tener una pelea.
-Gracias por preocuparte por mí -dijo Tom con frialdad una vez se hubo
marchado-. Es maravilloso saber que no te importó nada que hubiese podido partirme
la cabeza.
_______ no sabía de qué estaba hablando.
-Al menos podrías habérselo dicho a mi madre -continuó él. Se incorporó un poco,
pero, al hacerlo, apretó los dientes, dolorido, y se llevó una mano a la frente. ______
hizo ademán de acercarse, pero él la detuvo extendiendo el brazo-. No te me
acerques. Tus atenciones llegan demasiado tarde. Por suerte Miriam estaba aquí, y se
ha ocupado de mí.
-Tom, no entiendo de qué me estás acusando -le espetó ______ exasperada.
-Hubo una llamada antes de salir del rancho, ¿no es cierto? Betty Ann me ha
dicho que la contestaste tú.
-Sí, Y es verdad, ¿pero qué...?
-Miriam te dijo que yo estaba herido y que necesitaba que mi madre me llevara al
hospital, pero tú no le dijiste nada -la acusó mirándola irritado-, ni una palabra.
¿Estabas vengándote porque esta mañana no te dediqué suficiente atención?
-Tom, Miriam no me llamó -le contestó ______ sin creer lo que estaba
oyendo-. ¡Yo no sabía que estabas herido!
-Acabas de admitir que contestaste la llamada repuso él furioso-. Jamás debí
divorciarme de Miriam. Al menos cuando las cosas se ponen mal ella se preocupa, no
como tú. Espero que ese maldito vestido se pueda devolver, porque después de esto no
me casaré contigo ni aunque me pagaran por hacerlo. Y ahora sal de mi habitación.
-Pero, Tom... -musitó ella horrorizada de que pudiera creerla capaz de un
comportamiento tan cruel.
-Solo te traje aquí porque sentía lástima de ti -dijo Tom mirándola con
frialdad-. Te deseaba, sí, pero el matrimonio es un precio demasiado alto solo para
tener a una virgen mercenaria como tú con una caja registradora por corazón. Ahora
me doy cuenta de lo idiota que he sido, que tú solo estabas interesada en tener una
seguridad... para ti... ¡y probablemente también para tu maldito padre!, ¿no es verdad?
-antes de que ______ pudiera defenderse, Tom se levantó de la cama y señaló la
puerta furioso-. ¡He dicho que salgas! ¡No quiero volver a verte!
-Si eso es lo que piensas de mí, que soy una mercenaria, me iré -contestó
______ temblando por el dolor y la furia-. Al menos ahora sé lo que sientes de
verdad por mí: solo lástima y deseo.
Los ojos de Tom relampagueaban de ira.
-Pues yo ahora sé cómo eres en realidad: exactamente igual a Miriam, dispuesta
a sacar el máximo partido que puedas obtener. ¡Hasta tu aspecto me recuerda ahora a
ella!
De modo que se trataba de eso... Demasiado tarde, la joven se dio cuenta de lo
que debía haber pensado de su repentino cambio de apariencia y su interés por
comprar un vestido caro, cuando su ex mujer lo había utilizado solo por su fortuna.
-Escucha, Tom, tú no lo entiendes... -comenzó.
-Ya lo creo que lo entiendo -repuso él acalorado. La herida de la cabeza le daba
punzadas, y sabía que estaba siendo irrazonable, pero la ira no le dejaba pensar con
claridad-. ¡Sal de aquí de una vez!
_______ no aguantó más, se marchó corriendo de la habitación, con la vista tan
nublada por las lágrimas que casi tropezó con Miriam, que regresaba en ese momento
con una cínica sonrisa triunfal. Aquello irritó sobremanera a la joven.
-Felicidades -le dijo con odio-, ya has conseguido lo que querías. Solo espero que
la conciencia no te impida disfrutar de tu victoria... si es que la tienes.
La impertinente sonrisa se borró del rostro de la modelo.
-Ya te dije que era mío.
-No, no lo es, y nunca lo ha sido -replicó _______ limpiándose furiosa las lágrimas
-. Tampoco ha sido nunca mío, ¡pero yo al menos lo amaba! Tú solo lo querías por su
dinero. Lo oí una vez de tus propios labios, antes de que os casarais. Fue tu ego lo que
hirió. Era el único hombre que se te resistía y eso te volvía loca. Ahora vas a
recuperarlo, sí, pero sigues sin amarlo, y además vas a engañarlo con ese hijo que
esperas.
Miriam se había puesto lívida.
-¿Creías que no se nos ocurriría? -le dijo _______ sin amilanarse-. ¿Qué es lo que
vas a hacer?, ¿llevarlo hasta el altar y hacer creer a todos que es suyo? No tienes
corazón. Lo único que conseguirás es destruirlo del todo. ¿Es eso lo que pretendes?
Hace años casi mataste su alma. ¿Has vuelto para acabar el trabajo?
-¡Necesito a alguien, eso es todo! -admitió Miriam al fin.
-¿Y por qué no le exiges responsabilidades al padre? -preguntó _______.
-Mi hijo no es asunto tuyo. Y Tom tampoco lo es. Si te amara, nunca habría
creído que lo ignoraste cuando estaba herido.
_______ la miró dolida.
-Eso ya lo sé -murmuró-. Es la única razón por la que me iré. Si creyera que le
importo me quedaría y pelearía por él, pero, viendo que es a ti a quien quiere, me
retiraré en silencio -dejó escapar una risa amarga-. No será la primera vez. Ya lo hice
hace cuatro años, y mira lo feliz que lo hiciste.
Miriam contrajo el rostro.
-Esta vez podría ser diferente.
-Podría... pero no lo será, porque tú no lo amas -dijo _______.
Y se fue a su habitación, sintiendo náuseas. Era como si la historia se repitiera
otra vez.
La caja con el vestido de novia estaba sobre la cama. ______ la puso sobre una
silla, se dejó caer sobre el colchón, y rompió a llorar amargamente.
Simone llamó a su puerta, pero la joven le dijo que le dolía la cabeza, y pasó el
resto de la tarde allí, negándose incluso a cenar. No creía que pudiera soportar ver
otra vez la expresión jactanciosa de Miriam, y no tenía fuerzas para volver a discutir
con Tom. Sabía, por experiencia, que cuando tomaba una decisión no había quien lo
hiciera cambiar de parecer. Se marcharía por la mañana.
Miriam al fin se había marchado a su dormitorio, vencida por el sueño, y Simone
aprovechó para ir a hablar con su hijo mayor.
-¿Se puede saber lo que te ocurre, Tom? ¿Por qué le gritabas de ese modo a
_______?
-Miriam llamó a casa antes de que os marcharais para decirte que te necesitaba
para llevarme al hospital -le dijo él ásperamente-, pero _______ ni se molestó en
hacerlo. Parece que vuestro viaje de compras era más importante que el que yo
pudiera estar herido.
Simone lo miró boquiabierta.
-¿De qué diablos estás hablando? Solo hubo una llamada, y fue del padre de
_______.
-¿Es eso lo que ella te ha dicho? -dijo Tom soltando una risotada -. ¿Cómo
puedes saber que era él?
Simone se acercó a la cama. La expresión de su rostro era seria y llena de
reproche hacia él.
-Yo creía que querías a ______, Tom -dijo-. Esperaba que esta vez serías
capaz de ver que, debajo del brillo exterior que irradia Miriam, no hay más que una
mujer fría y egoísta. Pero tal vez sea la clase de mujer que te guste, ya que parece
que eres tan incapaz de amar como ella.
-¿Cómo dices? -inquirió Tom enarcando las cejas exasperado.
-Ya me has oído. Yo no necesito pruebas de que _______ no miente. No sería
capaz de pasar de largo por delante de un animal herido, mucho menos de una persona.
La creo porque la conozco y la quiero como a una hija -añadió mirándolo con dureza-. El
amor y la confianza son dos caras de una misma moneda, Tom. Si crees a _______
capaz de algo así de despiadado, te sugiero que vuelvas a ponerle el anillo a Miriam en
el dedo, porque en ese caso creo que sois tal para cual y os merecéis el uno al otro.
Giró sobre sus talones y salió de la habitación.
Tom, enfurecido, tiró contra la puerta cerrada una servilleta que se había
quedado en la mesilla. Se sentía confuso, pero su madre no tenía derecho a decirle
esas cosas. ¿Por qué iba a mentir Miriam acerca de una llamada cuando sabía que él
podía llamar a la compañía telefónica para comprobarlo? Además, los últimos días la
había encontrado muy cambiada, más cariñosa y cercana. De hecho, le agradaba su
compañía. Habían tenido una charla en la que ella le había confesado que se había
enamorado de un hombre en el Caribe. El la había intentado animar a que regresara y le
diera una oportunidad, y ella había sonreído y le había dado las gracias, diciéndole que
tal vez lo hiciera. ¿No demostraba eso que ya no estaba interesada en él?, ¿qué quizá
su idea de reconciliación había sido solo quedar como amigos en vez de cómo
enemigos?
¿O, por el contrario, sería posible que todo aquello no fuese más que una argucia
de la modelo para confundirlo y volver a ganarse su confianza? ¿Podría ser que
_______ fuera inocente como decía su madre? Si eso fuera cierto, entonces lo había
echado todo a perder... otra vez. Tom gimió lleno de frustración. Había sido ese
vestido que se había puesto, y el maquillaje, y lo banal que había parecido, hablando de
comprar un vestido exquisito...
La cabeza le daba vueltas. Se tumbó y cerró los ojos. Pensaría en aquello por la
mañana, cuando no se sintiera como si le estuvieran taladrando el cerebro y pudiera
razonar con claridad. Entonces, decidiría qué iba a ser de su relación con _______, si
es que aún tenía la posibilidad de un futuro con ella.

CAPÍTULO 9
A la mañana siguiente, unas voces alegres despertaron a ______, y al cabo de
unos instantes, mientras se incorporaba Y se frotaba los ojos soñolienta, llamaron a la
puerta y entró Mary sonriente. Estaba muy morena y parecía que las vacaciones le
habían sentado realmente bien.
-¡Hola! -la saludó riendo y yendo a abrazarla. Puso en sus manos una bolsa llena de
souvenirs-. Son todos para ti. Hay un par de camisetas, y collares de coral, y
postales... ¿Me has echado de menos?
-Oh, Mary, ya lo creo que sí -asintió _______ con un suspiro, abrazándola
también. Mary era su mejor amiga, la única amiga de verdad que tenía-. Las cosas aquí
se están poniendo muy complicadas.
-Pues yo he oído que Tom y tú vais a casaros -la picó su amiga con una sonrisa
maliciosa.
El rostro de _______ se ensombreció.
-Sí, bueno, íbamos. La boda se ha cancelado.
-¡Pero si Simone me ha dicho que incluso habíais comprado el vestido! -replicó
Mary.
_______ se encogió de hombros.
-Tom rompió el compromiso anoche. Quiere volver con Miriam.
-¿Que quiere «qué»? -inquirió Mary abriendo los ojos como platos.
-Quiere volver con Miriam -repitió _______ en voz queda-. Ha cambiado, o eso
dice él. Parece que en los dos últimos días se han empezado a entender muy bien
-añadió. Lo cual era extraño, pensó para sí, porque lo mismo les había ocurrido a Tom
y a ella-. Me marcho -le anunció a Mary-. Sé que acabas de llegar de vuestro viaje,
pero, ¿te importaría llevarme a Jacobsville un poco más tarde?
Mary estuvo a punto de negarse, porque le parecía que esa repentina huida no
era la solución, pero la mirada apagada en los ojos de su amiga le dijo que no tenía caso
que siguiera allí. No sabía qué había ocurrido, pero parecía terriblemente herida.
-Claro -asintió esbozando una sonrisa amable-. ¿Sabe Tom que te marchas?
-Todavía no -murmuró ______-. Y tampoco estoy segura de querer decírselo.
Ayer lo tiró un caballo y se dio un golpe en la cabeza. No creo que le convenga tener
ahora una discusión conmigo.
-Pero, ¿está bien? -inquirió Mary.
-Sí, no fue nada grave. Además, tiene a Miriam para cuidarlo. Dice que ella es la
única que se preocupa por él.
Mary sabía que aquella no era toda la historia, pero le pareció que no era el
momento de atosigar a su amiga a preguntas.
-Te dejaré que te vistas y hagas la maleta. Supongo que no querrás que se lo diga
a nadie.
-No, por favor.
-De acuerdo. Baja cuando estés lista.
Cuando Mary se hubo marchado, _______ se vistió, guardó en la maleta las pocas
cosas que tenía y, tras echar desde la puerta un último vistazo al dormitorio en el que
había sido a la vez tan desdichada y tan feliz, salió y cerró en silencio.
A pesar de lo que le había dicho a Mary, finalmente había decidido que no podía
irse sin despedirse de Tom, aunque la verdadera razón era que albergaba aún una
pequeña esperanza de que hubiera cambiado de opinión.
En ese preciso momento, mientras ______ se había estado preparando para
marcharse, Tom había estado teniendo una charla con Miriam. Él le había pedido que
le dijera la verdad, y ella había confesado finalmente. Lo cierto era que le había
remordido la conciencia desde la conversación que tuviera con _______ la noche
anterior.
-Lo siento, Tom, no debí hacerlo -murmuró avergonzada-. La verdad es que he
estado pensando mucho. Tú te has comportado de un modo muy distinto conmigo, y de
algún modo he visto cómo podrían haber sido las cosas entre nosotros si me hubieras
amado cuando nos casamos. Yo sentía que no podía competir cuando tenías a _______
en tu corazón, y por eso me vengué refugiándome en los brazos de otros hombres
–confesó mirándolo insegura -. Debiste casarte con ella. Lamento mucho habértelo
hecho pasar tan mal. Y también estoy arrepentida por la mentira que te conté ayer.
Tom sintió como si se le hubiera llenado el estómago de plomo. Las duras
palabras que le había gritado a _______ la noche anterior volvieron a su mente en ese
momento.
-Dios mío... -murmuró tapándose el rostro con las manos-. Las cosas de las
que la acusé... Incluso cancelé la boda -dijo levantando desesperado la cabeza hacia Miriam.
-Ella te perdonará - trató de animarlo la modelo, sintiéndose fatal por el daño
que había causado-. Estoy segura de que siente por ti lo mismo que tú sientes por ella
-extendió la mano y le acarició la mejilla-. Yo estoy muy enamorada de Jared, el
hombre al que conocí en el Caribe -suspiró-, pero salí huyendo porque no creí que
quisiera a nuestro bebé, pero ahora no estoy segura de ello. Al menos debería darle el
beneficio de la duda, ¿verdad? Anoche no pude dormir pensando en él. Creo que lo
llamaré esta mañana, y veremos qué ocurre.
-Tal vez descubras que él desea ese hijo tanto como tú -apuntó Tom
sonriendo-. Me alegro de que vayamos a separamos como amigos.
-Yo también -asintió ella-. Aunque no me lo merezco, después de lo que te he
hecho pasar.
-Bueno, lo pasado, pasado está -dijo él.
-Será mejor que vaya a hacer esa llamada -murmuró Miriam-. Gracias, Tom...
por todo. De verdad que siento todo lo que te he hecho. Te mereces algo mucho mejor
que lo que yo te di -alzó el rostro hacia el de él, y lo besó con ternura.
El beso solo duró un instante, y fue un beso de despedida, de perdón, entre dos
personas que una vez fueron marido y mujer, pero a ______, que lo observó al
acercarse a la puerta, le pareció algo muy distinto, un beso de verdadero amor, y
sintió como si una garra le estrujase el corazón. Se había puesto lívida. Aquello lo
confirmaba. Era Miriam a quien Tom amaba. No tenía sentido albergar esperanzas.
Se habían reconciliado, y volverían a casarse. Miriam había ganado.
La joven se apartó de la puerta, sonrió con amargura, y avanzó con paso rápido
por el pasillo, confiando en que no la hubiesen oído. Al llegar a la escalera, se tropezó
con Simone.
-Subía a ver a Tom para... -comenzó la mujer, quedándose callada al ver la
maleta de _______.
-Mary va a llevarme a la ciudad -le dijo la joven con la voz algo quebrada-. Y, si
yo fuera tú, no molestaría a Tom ahora mismo, está muy ocupado con Miriam...
-¡Por todos los santos! -exclamó Simone lanzando los brazos al aire exasperada-.
Si lograra que atendiera a razones...
-Está enamorado de ella, Simone -le dijo _______-. No es algo que se pueda
evitar. Anoche me dijo que solo se ha ocupado de mí después del accidente por
lástima. Puede que me deseara, pero es a Miriam a quien ama. Lo nuestro nunca habría
funcionado.
-Oh, cariño... -murmuró la mujer, sintiendo que se le rompía el corazón. La abrazó
con cariño-. Ya sabes que siempre tendrás la puerta abierta.
-Gracias -dijo _______ conmovida-. Puedes darle el vestido a Miriam, para
cuando ella y Tom vuelvan a casarse. Con hacerle un par de arreglos le estará bien.
-¡Déjate de vestidos ahora, chiquilla! ¿Dónde piensas ir?
-De momento me alojaré en un motel, y cuando esté instalada llamaré a mi padre.
No te preocupes por mí, Simone, gracias a la intervención de Tom aún tengo algo de
dinero en mi cuenta. No me moriré de hambre -la tranquilizó-. Gracias por todo lo que
habéis hecho por mí. Nunca os olvidaré.
-Nosotros a ti tampoco, cariño -murmuró Simone -. Llámanos pronto.
-Lo haré -mintió ______ con una sonrisa triste. Eso era lo último que pensaba
hacer, por el bien de Tom.
Terminó de bajar las escaleras y salió fuera con Mary, despidiéndose de Betty
Ann y de un sorprendido Matt, que no hacía más que preguntar «pero, ¿por qué te vas
ya?», por mucho que su esposa le dijera que ya se lo explicaría después.
Entretanto, Miriam seguía en la habitación de Tom.
-¿Quieres que bajemos y le expliquemos todo a tu madre y a los demás? -inquirió
ella contrayendo el rostro-. Me temo que cuando acabe de hablar me arrojaran de
cabeza fuera de la casa, pero tienen que saber la verdad.
-Pues yo me temo que será mi cabeza la que esté en peligro -dijo Tom-. No,
déjalo, yo se lo explicaré. Tú ve a hacer esa llamada.
-Gracias, Tom.
Él la vio salir de la habitación y se recostó contra los almohadones. Mientras
hablaban había oído llegar a Matt y a Mary, y estaba esperando que subieran de un
momento a otro a decir hola. Pero seguramente estarían contándole a su madre todas
las peripecias del viaje y tardarían en subir. Quizá fuera el mejor momento para ir a
ver a _______, se dijo, e intentar arreglar las cosas con ella antes de que fuera
demasiado tarde. Estaba inmerso en esos pensamientos cuando escuchó cerrarse las
puertas de un coche, y cómo arrancaba y se alejaba. ¿Quién se iba?, se preguntó
frunciendo el entrecejo. Matt y Mary acababan de llegar...
En ese mismo momento entró su madre en el dormitorio. Estaba hecha una furia.
-Bien, espero que estés contento -le dijo poniéndose a los pies de la cama con los
brazos cruzados-. Ya has conseguido lo que querías. Acaba de marcharse.
Tom se incorporó y la miró confuso.
-¿Quién acaba de marcharse?
-______ -respondió Simone enojada-. Me ha dicho que has cancelado la boda, y
que vas a casarte otra vez con Miriam. ¿No quedaste escarmentado la primera vez?
-¡Oh, por amor de Dios! -exclamó Tom. Fue a bajarse de la cama, pero se puso
de pie tan de prisa que la cabeza empezó a darle vueltas, y se tambaleó de tal modo
que tuvo que volver a sentarse-. ¡Yo no voy a casarme con Miriam! ¿De dónde diablos
se ha sacado...?
-De ti, supongo, vino a despedirse de ti, pero me dijo que no entró porque
estabas muy «ocupado» con Miriam...
¡Había visto el beso que Miriam le había dado! Aunque no había habido nada de
malo en aquel beso, Tom podía imaginar muy bien que para quien lo viera, parecería
otra cosa. Dejó escapar un gruñido de frustración, tapándose el rostro con las manos.
-Dios mío... soy experto en fastidiarlo todo -farfulló-. ¿Dónde ha ido? -dijo
mirando a su madre.
-A un motel. Mary la ha llevado en el coche, así que sabrá cuál es.
Sin embargo, aquello no tranquilizó a Tom.
-_______ llamará a su padre -murmuró casi para sí, angustiado-. Y entonces él
llegará allí antes que yo y se la volverá a llevar.
-Eres un tonto, Tom -dijo su madre -. Hace cuatro años la dejaste marchar, y
te casaste con la mujer equivocada, engañándote a ti y a ella. Y ahora has tirado por la
borda la segunda oportunidad que podrías haber tenido. ¿Por qué no le dijiste a
_______ lo que sentías por ella?
Tom bajó la vista atormentado.
-Porque... porque ella tenía una brillante carrera. En el fondo estoy seguro de que
solo aceptó venir aquí porque estaba herida y necesitaba una cierta seguridad.
Además, desde el principio se ha mostrado reacia a la idea de casarnos. Creo que tenía
miedo de que, cuando le quitaran la escayola, sí pudiera volver a tocar, se encontrara
atada a mí.
-Yo diría más bien que temía que la usaras como un sustituto de lo que sentías
por Miriam -replicó Simone -. Me dijo que tú solo la deseabas, pero que a quien querías
era a Miriam. Está convencida de ello.
Tom suspiró con pesadez y se dejó caer sobre el colchón, con una mano en la
frente.
-Iré tras ella... en cuanto deje de darme vueltas la cabeza.
-Déjalo -le dijo su madre-. No volverá. Ella te amaba. Estaba locamente
enamorada de ti desde que era una adolescente y le destrozaste el corazón. Ahora has
vuelto a hacerlo, y no creo que se arriesgue de nuevo.
Y, dicho eso, Simone volvió a salir de la habitación sin mirar atrás.
Tom apenas podía creerlo. Entonces... ______ lo amaba... Cerró los ojos y
trató de imaginar cómo habrían sido sus vidas si cuatro años atrás se hubiera casado
con ella en vez de con Miriam. «Ahora podríamos tener varios hijos», pensó, «haríamos
el amor cada noche, y todas las mañanas me despertaría con _______ entre mis
brazos». El cuadro era tan hermoso, que sintió una punzada de dolor en el pecho al
pensar que tal vez ya sería imposible.
_______ tomó una habitación en un motel del centro de Jacobsville, y cuando
hubo sacado las cosas de la maleta, telefoneó a su padre a Dallas. Le informó de que
solo faltaban nueve días para que le quitaran la escayola. Su padre le dijo que se
reuniría con ella en el hospital y que después regresarían a Houston. Le dijo que,
mientras estaba convaleciente en Dallas había puesto su apartamento en alquiler, pero
que podrían buscar otro de forma temporal. Extrañamente, tal vez porque ya nada le
importaba demasiado, _______ no se sintió mal ante la idea de volver con su
progenitor. Ademas, ya no la intimidaba. Había decidido que, pasara lo que pasara, no
iba a dejar que siguiera mandando en su vida.
Los días pasaron lentamente. Mary fue a visitarla, pero _______ no quería oír las noticias que tenía del rancho, y mucho menos de Tom. Sería demasiado doloroso.
Además, Tom no se había molestado siquiera en llamarla en todo ese tiempo, a pesar
incluso de que ya sabía, o al menos eso le había dicho Mary, que Miriam había mentido
acerca de esa llamada de teléfono. Lo sabía, pero no pensaba disculparse, se dijo
_______. Siempre había sido así. Demasiado orgulloso para pedir perdón. Aunque, ¿por
qué iba a molestarse en hacerlo? Él la amaba, y Miriam había confesado, y
seguramente le habría dicho que estaba muy arrepentida. Ella ya pertenecía al pasado.
Tom, sin embargo, estaba intentando afrontar su propia estupidez. Estaba
convencido de que _______ no querría escucharlo. Y no podía culparla por ello, le había
dicho cosas muy duras y sin ningún fundamento. Pensó que sería mejor dejar que las
aguas volvieran a su cauce antes de intentar acercarse a ella. Entretanto, Miriam le
había contado a Jared que estaba embarazada, y Tom no se había equivocado en su
predicción. El hombre, un plantador sencillo y campechano, se había enamorado de ella,
y quería aquel hijo tanto como ella. De hecho, iba ya camino de Texas para
reencontrarse con ella y llevársela consigo. Desde que Jared le dijera que la amaba y
que quería que se casara con él, Miriam había estado como en una nube, y Tom
descubrió lo agradable que podía ser una vez que había dejado a un lado la máscara.
Además, una tarde ella le confió que, teniendo apenas quince años, la había acosado un
amigo de sus padres, y que aquella experiencia la había hecho odiar a los hombres.
Solo entonces, embarazada del hijo de un hombre al que sí amaba porque la había
tratado como a una persona digna en vez de cómo a un par de bonitas piernas, sentía
que podía enterrar el pasado.
Tom iba dándole vueltas a todas aquellas cosas mientras bajaba las escaleras.
En el rellano inferior, se encontró con Mary, que entraba en ese momento. Tom la
detuvo, tratando de no parecer tan infeliz como se sentía.
-¿Cómo está _______? -le preguntó, seguro de que había ido a verla.
-Está muy sola -respondió su cuñada en un tono quedo-. El martes le quitan la
escayola.
-Lo sé -murmuró Tom-. ¿No está su padre ya con ella?
-Llegará el martes -contestó Mary. Quería decirle algo, pero se quedó dudando
un instante-. Tom, ______ no quiere escucharme cuando intento hablarle de ti. Y no
tiene buen aspecto.
Tom se defendió irritado, como hacía siempre que se sentía culpable de algo:
-Se fue porque quiso -le espetó a Mary.
-¿Y cómo esperabas que se quedara, sabiendo que vas a volver a casarte con
Miriam? -contestó Mary enfadada-. ¿Sabes qué? No te merecías a _______.
Era la primera vez que Tom la veía sacar ese genio, pero antes de que pudiera
responder a eso, ella se había ido hecha una furia a la cocina. Él se preguntó irritado
por qué todos pensaban que se iba a casar con Miriam, pero entonces recordó que ni
ella ni él les había dicho nada acerca del hombre del Caribe del que la modelo estaba
enamorada. En fin, se dijo Tom. Ya no faltaba nada para la llegada del plantador, así
que cuando los vieran juntos a Miriam y a él, se darían cuenta de que estaban
equivocados.
En todo caso, Mary y Matt habían estado ignorando a Miriam desde la marcha de
______, y Simone la trataba con tanta frialdad que parecía que se fuese a congelar el
aire entre ellas. Tom, consciente de que, sin saberlo, estaban siendo injustos, trató
de compensar a su ex mujer pasando más tiempo con ella y siendo amable, lo cuál solo
añadió más leña a las especulaciones de su familia.
El prometido de Miriam y el padre de _______ llegarón a la ciudad el mismo día,
y así, mientras que Jared era presentado a los Kaulitz, el señor Craig estaba con su
hija en la consulta del médico especialista. Tras quitarle la escarola, examinarla y
hacerle una radiografía, el doctor les dijo que la mano se había curado casi a la
perfección, pero por la expresión de su rostro, no parecía que aquello fuera suficiente.
-¿Casi? -repitió el padre de _______ frunciendo el entrecejo.
-Su hija volverá a tocar el piano, señor Craig -le dijo el doctor Wagner-, pero por
desgracia no podrá hacerlo con la maestría con que solía hacerlo antes. Cuando un
tendón se rompe, casi nunca vuelve a su estado original, precisamente porque, al unir
las dos partes, se acorta. Lo siento.
Hasta ese momento, _______ no se había dado cuenta de hasta qué punto
esperaba que la operación hubiera salido bien, y de pronto, prorrumpió en lágrimas de
amargura.
Su padre, al verla tan destrozada, se olvidó de su propia decepción y,
torpemente, la abrazó y le dio unas palmaditas en la espalda, murmurando palabras de
ánimo.
-¿Qué haremos ahora? -inquirió _______ cuando estuvieron sentados en la
cafetería del hospital, después de dejar la consulta.
Su padre suspiró.
-Bueno, para empezar negociaré la publicación de un disco con los últimos temas
que grabaste. Son pocos, pero podríamos venderlo a un precio más barato. Y también
procuraré que vuelvan a editarse los primeros que hicimos. Tal vez podríamos preparar
uno de esos álbumes con lo mejor de tu trayectoria -sugirió. Alzó la mirada hacia ella-.
No he sido muy buen padre, me temo, ¿verdad? Abandonándote después del
accidente... Seguramente habrás pensado que no querría saber nada más de ti si no
podías volver a tocar para mantenernos.
-La verdad es que sí -confesó _______. Nunca había oído hablar a su padre con
esa sinceridad.
-Éste accidente trajo a mi memoria aquel en el que murió tu madre -le dijo el
señor Craig. Nunca antes le había hablado de ello, y ______ tuvo la sensación de que
para él era como quitarse de encima una pesada losa que hubiera llevado todo ese
tiempo-. _______, yo iba al volante, y no pude reaccionar a tiempo. Por eso murió. La
policía me hizo la prueba de alcoholemia, pero mis niveles no eran lo suficientemente
altos como para que pudieran poner en el informe que iba conduciendo ebrio, pero sí
me había tomado alguna copa de más en la fiesta a la que habíamos ido. Yo no solía
beber, pero hicieron varios brindis, y no supe rehusar. No estaba ebrio, pero si no
hubiera bebido, mis reflejos no se habrían visto afectados, y habría podido esquivar
aquel coche. Ella murió en el acto, me dijeron que no había sufrido, pero yo he vivido
atormentado por la culpa desde entonces -se echó hacia atrás en el asiento,
frotándose los ojos, cansado-. No podía admitir que había sido un error simplemente,
un error humano, y me volqué en ti para redimirme. Me dije que iba a ser noble, que
dedicaría mi vida a sacar fuera tu talento, a lograr que tuvieras una carrera gloriosa
-se calló un momento y se giró para mirar a su hija-. Pero tú no querías el éxito,
¿verdad, ______? Tú querías a Tom Kaulitz.
-Eso ya da igual, papá, él quería a Miriam. De hecho -añadió bajando la vista-, se
han reconciliado y van a volver a casarse.
-Lo siento, hija - murmuró él estudiando su rostro de perfil-. Yo... Yo... Nuestro
accidente me hizo pensar -repitió, como si no sintiera que se había excusado
suficientemente-, me hizo recordar la muerte de tu madre, y cómo tuve que afrontar
la vida sin ella, tener que criarte solo... Tú me necesitabas, pero yo no supe darte mi
cariño, obsesionado como estaba con convertirte en una pianista de éxito... Me
equivoqué... me equivoqué...
De pronto su voz se quebró y la joven se dio cuenta de que estaba llorando. Lo
abrazó con ternura. Era solo un hombre, con sus miedos y sus defectos, como
cualquier otro ser humano. «Es curioso como los hijos siempre pensamos que los
padres tienen que hacerlo todo bien, que no pueden fallar», se dijo.
-Papá, no debes culparte por la muerte de mamá. Todos cometemos errores sin
querer alguna vez. Nadie es perfecto. Yo no te culpo.
El hombre se apartó un poco de ella y le dirigió una débil sonrisa de
agradecimiento. Después, se puso serio otra vez, y bajó la vista avergonzado, como si
hubiera más.
-Llamé a Tom para que cuidara de ti porque pensé que, de algún modo, tal vez
eso te compensaría por el modo en que te aparté de su lado años atrás. Me dije que
quizá así tendríais una nueva oportunidad.
-Gracias -murmuró _______ emocionada-, pero lo único que Tom quiere es a su
Ex esposa... y tal vez sea mejor que las cosas hayan salido así. Hace cuatro años yo era
una adolescente que no sabía nada de la vida y estaba loca por él, pero ahora...
-Lo sigues estando -dijo su padre con una sonrisa triste-. Nunca trates de
engañarte a ti misma, _______. ¿Sabes?, creo que los dos hemos estado lamentándonos
por el pasado demasiado tiempo. Es hora de mirar al futuro y pensar qué nos gustaría
hacer. ¿Qué querrías hacer tú?
La joven se quedó un poco aturdida. Nunca se lo había planteado. Su padre nunca
le había dado libertad para decidir por sí misma.
-Bueno, yo... No estoy segura, pero si estoy segura de lo que «no» quiero: No
quiero quedarme aquí en Jacobsville -le dijo-. Hay demasiados fantasmas del pasado
como para comenzar un futuro.
-Bien, en ese caso creo que lo primero que haré será ir a Houston y buscar un
apartamento para los dos -le dijo su padre-. Y después trataré de buscar un empleo
para mí. Sí, ______ -le dijo cuando ella intentó protestar-. No puedo depender de ti por
más tiempo. He sido muy injusto contigo. Te mereces tener tu propia vida.
_______ tomó la mano de su padre entre las suyas, y la apretó afectuosamente
mientras le sonreía.
-Y no te preocupes por esa mano -le dijo el señor Craig-. Siempre puedes dar
clases si todo lo demás falla. Puedo asegurarte que reporta una gran satisfacción ver
triunfar a una persona a la que has preparado -le confió guiñándole un ojo.
______ sonrió. Nunca en su vida se había sentido tan cercana a su padre. En el
fondo, lo cierto era que se sentía casi aliviada. Siempre había amado la música, pero
los conciertos, el público y el andar constantemente de un lado a otro siempre la había
agobiado un poco.
Su padre se marchó a Houston la mañana siguiente, y, ______, decidiendo que
tenía que intentar animarse, se fue a desayunar a su cafetería favorita. Se sentó en
una mesa junto a la ventana y se puso a leer la carta, pero, cuando sintió que alguien se
acercaba por detrás y se volvió pensando que era una de las camareras, se encontró
con Tom Kaulitz.


HOLA!! BUENO ESTE ES EL PENULTIMO CAPIITULO ... 3 O MAS Y AGREGO EL FINAL ... HASTA PRONTO :))